De acuerdo con el investigador del Centro Universitario Amecameca de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Donovan Casas Patiño, es imposible que la situación de obesidad y padecimientos crónicos no transmisibles se resuelvan con etiquetas de riesgo en los alimentos y bebidas.

Resaltó que varios han sido los intentos de transmitir la necesidad de cambiar los hábitos de las personas, aumentando el ejercicio físico y alimentándose saludablemente, sin embargo, existen en contra diversos factores como la publicidad de los productos ultraprocesados, el fácil acceso a ellos, su bajo costo, la sensación de saciedad cuando se consumen y el poder adictivo por su gran contenido de sodio y azúcares.

«Todos hemos recorrido los pasillos de los supermercados y al llegar al área de alimentos nos encontramos con los paquetes de nuestros productos favoritos marcados con etiquetas negras».

Dichas etiquetas tienen bastante tiempo, pues desde el 2010 se determinó que fuera obligatorio colocar la cantidad y porcentaje del aporte calórico de grasas saturadas, azúcares totales, sodio y energía en cada paquete.

Dijo que los símbolos de advertencia exceso azúcares, exceso calorías, exceso grasas saturadas, ya son parte del diseño de cada envoltura, lo cual los hace normales.

En cuanto a bebidas con alto contenido energético, dijo que México es uno de los principales países que consumen refresco per cápita a nivel mundial; asimismo, hay un sinnúmero de bebidas endulzadas, con alto contenido de azúcar como aguas frescas, actuales, licuados, con leche o sin leche, bebidas energéticas y café, entre otros.

El consumo de estos productos pone en riesgo de diabetes mellitus tipo 2 a la población, sobre todo a los niños, pues en las escuelas no hay recursos para ofrecer agua potable para beber.

«Sin embargo, a pesar del cobro de impuesto a las bebidas y refrescos como medida de regulación del consumo de los mismos, las cifras de venta no han cambiado».

Por lo que se concluye que las medidas de prohibición no han tenido el impacto necesario, por lo que se requiere apelar a la cultura de autocuidado y consumo consciente, pues no es posible combatir a los grandes monstruos de las industrias ni la imagen y sabor de los alimentos chatarra, sin embargo, sí se pueden aprender y adquirir nuevos hábitos donde el consumo de estos alimentos sea mínimo, y se tenga la voluntad para vivir mejor, explicó.

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Por ADX

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