De acuerdo a la tradición y creencias de los habitantes de Mexico, cada 28 de septiembre se inician los preparativos de la fiesta patronal en honor a San Miguel Arcángel y es en la víspera de la celebración que se coloca la cruz de pericón.

Esta tradición ancestral prevalece, por lo que este martes las flores de la planta en racimos formando la cruz son de mucha demanda en la localidad.

La antigua costumbre hoy en día sigue teniendo arraigo en diferentes pueblos del Valle de México y el altiplano donde antes del día grande de San Miguel las cruces de flores se colocan en puertas y ventanas de los hogares, en negocios, corrales, vehículos, en lugares de siembra para pedir protección al arcángel contra las acechanzas del demonio quien desde la noche del 28 deambula por todas partes sembrando el mal.

Según un antiguo relato, San Miguel y Satanás libraron una batalla en un campo florido, en la que el demonio fue arrojado a los abismos, quedando el lugar deslumbrante, pues la oscuridad había sido desterrada, motivo por el que las flores brillaron como pequeños soles, uniéndose a la alabanza divina y destellando en voces de luz al grito de: “¿Quién como dios?”.

Por otra parte, en el calendario agrícola funciona como un reloj de la naturaleza la planta que asoma con las primeras lluvias del temporal indicando que es tiempo de la siembra y florece cuando ya pueden cortarse los elotes tiernos, promesa del maíz recio que servirá todo el año para el sostén de la familia.

En Atlautla con la pandemia se han limitado las celebraciones masivas en honor a su santo patrono, San Miguel, sin embargo, en lo posible, las personas no dejan de lado el arraigo de sus costumbres, y tal es el caso de las cruces de pericón para lo cual con anticipación muchos se dieron a la tarea de acudir a los campos para cortar la flor de peculiar aroma y ofrecerla a la venta.

Algunas familias también tienen por costumbre llevar las cruces a que se bendigan y posteriormente las colocan en donde más les interesa estar protegidos contra el mal.

El yauhtli (pericón) es una planta asociada antiguamente al culto a Tláloc La importancia mágico-religiosa del yauhtli, no es solo por ser una herencia indígena, sino porque esencialmente es un patrimonio de México que se sigue utilizando con fines rituales y curativos. Es una ceremonia agrícola tradicional que se realiza el 28 de septiembre (día anterior a la llegada de San Miguel) y donde se usa el yauhtli. Su nombre proviene del Nahuatl, que significa niebla u oscuridad. El calendario agrícola, se relaciona íntimamente con el mantenimiento del hombre; la flor es el reloj de la naturaleza que asoma con la aparición de las lluvias, es el tiempo de sembrar y acompañar las primicias del maíz al dar el elote tierno; es la promesa del maíz recio que servirá de mantenimiento todo el año venidero. “Una de las tradiciones arraigadas en México es la colocación de la flor de pericón en casas, vehículos y sembradíos. Se usa desde tiempos prehispánicos y, tras la llegada de los españoles, se adoptó como protección contra el diablo, que según la creencia católica, anda suelto el 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel. La cruz de yauhtli o pericón (llamada así por la gran semejanza que tiene con el hipericón europeo), se coloca para protegerse contra las malas energías, que pueden dañar las cosechas, los hogares y la vida de la comunidad. El 29 de septiembre es la primera “elotada” del año, deleitando elotes hervidos, asados, en esquites o en tamales. Es el día en que tradicionalmente se cosechan los elotes de siembre de temporal. Es también muy común que en las elotadas haya chinelos y las personas festejen bailando. De acuerdo con la tradición, la noche del 28 de septiembre se coloca las cruces de flor de pericón. La creencia es que si se ponen en puertas y ventanas y en las cuatro esquinas de los sembradíos, en los comercios, en los medios de transporte y en el cruce de los caminos, el mal no podrá entrar y no causará daños. Las ofrendas descubiertas en el Templo Mayor dedicadas a Tláloc tenían restos de yauhtli, la planta se usaba como incienso y como flor de ofrenda en las festividades dedicadas al dios de la lluvia.
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Por ADX

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