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40 Años del Terremoto de 1985: Un Testimonio de Vida y Resiliencia en la Ciudad de México

40 Años del Terremoto de 1985: Un Testimonio de Vida y Resiliencia en la Ciudad de México

Adolfo Gómez, 19 de septiembre de 2025

Ciudad de México – Este viernes, a las 7:19 de la mañana, se conmemoran 40 años del devastador terremoto de 1985 que transformó la Ciudad de México en un escenario de tragedia y heroísmo. Adolfo Gómez, quien vivió el sismo a los 19 años, comparte su relato personal en este aniversario, un testimonio que mezcla miedo, dolor y la fuerza inquebrantable del pueblo mexicano.

El 19 de septiembre de 1985, un temblor sacudió la capital a las 7:19 horas, dejando calles cubiertas de escombros, edificios colapsados y un saldo de miles de vidas perdidas. Gómez, que regresaba de su turno nocturno en una fábrica textil, describe cómo el suelo se movía como agua y cómo, en cuestión de segundos, la ciudad se llenó de polvo, gritos y desesperación. “No lo leí en un libro, lo viví con mis propios ojos”, relata.

Entre las imágenes imborrables están las de madres buscando a sus hijos, personas escarbando con las manos por falta de maquinaria y un gobierno ausente. Sin embargo, Gómez también encontró esperanza al reunirse con su familia ilesa, un alivio que lo impulsó a unirse a brigadas de ayuda junto a amigos como David Luna, Miguel Durán y Rafael Moreno. Con escasos recursos –agua, víveres y herramientas prestadas–, trabajaron incansablemente para rescatar sobrevivientes y recuperar cuerpos.

El testimonio incluye encuentros conmovedores, como el del tenor Plácido Domingo, quien buscaba a sus familiares atrapados en el edificio Nuevo León de Tlatelolco, donde ricos y pobres unieron esfuerzos sin distinción. En el Monumento a la Revolución, convertido en hospital improvisado, Gómez vivió momentos extremos: junto a un médico pasante, amputó las piernas de un turista norteamericano con una segueta de plomero para salvarlo, y participó en cesáreas con hojas de rasurar para dar a luz a bebés en medio del caos.

A pesar del olor a muerte y la desesperación, Gómez resalta la solidaridad que surgió. “Vi a mi pueblo levantarse sin esperar nada de nadie”, dice, destacando cómo desconocidos compartieron lo poco que tenían. Cuarenta años después, su mensaje es claro: no se trata de asustar, sino de preservar la memoria. “Que nunca más nos sorprenda la indiferencia de las autoridades y que lo que sostenga a México sea siempre su gente”.

Hoy, la ciudad recuerda aquel día fatídico, pero también celebra la resiliencia que lo definió. ¿Dónde estabas tú o qué te han contado tus padres y abuelos sobre el 19 de septiembre de 1985?

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